La basura y las obras amenazan una de las joyas arqueológicas de la isla: la cueva de Son Caulelles
Es uno de los monumentos pretalayóticos mejor conservados de Mallorca - Tiene 3.500 años de antigüedad - No dispone de vallas protectoras y las obras de ampliación del polideportivo podrían sepultarlo
MARIONA CERDÓ
PALMA.- La cueva funeraria de Son Caulelles es uno de los monumentos prehistóricos más importantes de Mallorca. Sin embargo, las instituciones no parecen muy preocupadas en conservarla. Los escombros se amontonan en su interior y las obras de ampliación del polideportivo municipal amenazan con destruirla.
Se trata de un sepulcro pretalayótico perteneciente a la Edad del Bronce y construido entre los años 1.800 y 1.300 Antes de Cristo. Su importancia reside en el perfecto estado de conservación en el que se encuentra así como en su fácil acceso. La cueva está ubicada entre las poblaciones marratxineres de Sa Cabaneta y Pórtol, justo detrás del campo de fútbol municipal.
Sin embargo, a pesar de su accesibilidad, no hay un solo cartel en todo el municipio que indique cómo llegar a la cueva. Por no haber, no hay ni siquiera una valla que delimite el monumento y lo proteja de las acciones externas. Muy al contrario, se encuentra oculto entre las rocas en un pinar lleno de maleza, de manera que es muy fácil que alguien que no conozca de su existencia pueda dañarlo.
De hecho, a escasos metros del lugar donde se encuentra la entrada de la cueva, unas máquinas excavadoras están trabajando en la ampliación del polideportivo municipal. La proximidad de las obras pone en serio peligro la cueva prehistórica, ya que es muy fácil que alguna de las máquinas tire escombros en la entrada o que la destruya sin darse cuenta.
A simple vista, la cueva no es más que una oquedad en el suelo a la que se accede a través de una escalera. Sin embargo, más allá de la entrada existe un habitáculo alargado de unos cinco metros de profundidad y un metro y medio de alto con dos bancos laterales que discurren a lo largo de toda la cueva.
Sudario
Según el arqueólogo Javier Aramburu, los hombres que vivieron en Mallorca hace 3.500 años enterraban a sus muertos en estas cuevas. Los envolvían en un sudario atado con un botón y los colocaban encima de los bancos laterales, donde los cuerpos se descomponían. Pasado el tiempo, los enterradores de la época desplazaban los huesos y los restos de los cadáveres al centro de la cueva, que probablemente era más profundo que en la actualidad y que hacía las veces de osario.
La cueva de Son Caulelles dispone además de una pequeña hornacina circular junto a la entrada de aproximadamente un metro de alto por otro metro de ancho. Los arqueólogos creen que servía para depositar ofrendas funerarias, aunque también han descubierto que en otras cuevas parecidas a la de Son Caulelles, esta pequeña cavidad servía para depositar los cráneos de los cadáveres.
De este modo, se supone que los hombres que vivieron en aquel tiempo separaban las calaveras del resto de los huesos y las colocaban en la hornacina. Los huesos restantes se trasladaban al centro de la habitación para dejar espacio en los bancos a los cadáveres más recientes.
Cajas cilíndricas
Los hombres que construyeron estas cuevas ponían mucho empeño en la preparación de los cadáveres. Se sabe que los peinaban y que les cortaban y teñían el pelo. Los arqueólogos han descubierto además que colocaban los cabellos que habían cortado en unas cajas cilíndricas con las tapas decoradas con círculos. Estos recipientes han sido hallados tanto en cuevas funerarias como en viviendas de la época.
También se colocaban ofrendas junto a los cadáveres. Normalmente se introducían en recipientes sencillos, algunos de los cuales estaban hechos de cobre o de bronce. Sin embargo, los arqueólogos han encontrado muy pocos restos en las cuevas funerarias, ya que han sido sistemáticamente saqueadas a lo largo de los siglos.
La construcción de las cuevas era más bien rudimentaria. Se hacía con picos de piedra que horadaban sin demasiada dificultad la piedra, que en esta zona de Marratxí es de marés. Es precisamente esta naturaleza geológica del lugar la que impulsó siglos más tarde la instalación de una cantera en la zona, que pudo haber terminado con otras cuevas parecidas.
El monumento pretalayótico de Son Caulelles, al igual que el resto de cuevas pretalayóticas, está excavado en la roca y tiene forma debarca invertida o de arco apuntado. Los arqueólogos suponen que los constructores trataban de imitar la forma de sus propias viviendas, que también tenían un aspecto naviforme.
Los habitáculos de aquella época son lo que en Menorca se conoce como navetas y en Mallorca viviendas naviformes. Tienen el mismo aspecto que la cueva, sólo que en lugar de estar excavadas en la roca están construidas. Tal y como apunta el etnólogo y especialista en arqueología Vicenç Sastre, existen muchas civilizaciones que tratan de imitar sus propias casas en los monumentos funerarios. De este modo, hoy en día existen muchos nichos con forma de casa o de iglesia para dar a los enterramientos una forma emblemática.
El Mundo/El Dia de Baleares, 11 de abril de 2005.
El ejemplo de Son Fornés
El estado de dejadez de la cueva de Son Caulelles contrasta con la protección de otros restos arqueológicos de Mallorca. Entre ellos destaca el recinto talayótico de Son Fornés, en Montuïri.
Todos los restos arqueológicos se hallan protegidos por una valla que los aisla del resto de construcciones y se organizan de forma periódica visitas guiadas.
Una circunstancia que no se da en absoluto en Son Caulelles, donde la cueva pasa totalmente desapercibida entre la basura y los escombros.
La cueva de Son Fornés fue construida hace 3.500 años por una civilización pacífica eminentemente ganadera que se establecía en pequeños poblados a lo largo y ancho de toda la Isla.
El Mundo/El Dia de Baleares, 11 de abril de 2005.
«Todos los intentos para proteger la cueva han sido inútiles»
No es la primera vez que los arqueólogos denuncian el estado de abandono de la cueva pretalayótica de Son Caulelles. Sin embargo, ni el Ayuntamiento de Marratxí ni el Consell Insular y el Govern balear han tomado medidas para proteger el monumento prehistórico.
El etnólogo y especialista en arqueología Vicenç Sastre asegura que «todos los intentos para proteger la cueva han sido inútiles» y explica que el monumento estuvo a punto de desaparecer hace varios años, durante la construcción de un parking detrás del campo de fútbol. «Faltó poco para que las máquinas la sepultaran con el asfalto», afirma.
La cueva de Son Caulelles está catalogada tanto por el Ayuntamiento de Marratxí como por el Govern, pero parece que este dato es insuficiente para protegerla. Además, en Sa Cabaneta existen otras tres cuevas de las mismas características aunque no tan bien conservadas que tampoco tienen ningún tipo de protección. Los especialistas han puesto este dato en conocimiento de los técnicos del Ayuntamiento, pero todavía no ha habido respuesta.
Los arqueólogos calculan que en Mallorca existen un centenar de cuevas como la de Son Caulelles. Sin embargo, muy pocas están tan bien conservadas. En Manacor y Campos hay conjuntos importantes, pero su difícil acceso hace que la de SonCaulelles cobre todavía más valor.
El Mundo/El Dia de Baleares, 11 de abril de 2005.
MARIONA CERDÓ
PALMA.- La cueva funeraria de Son Caulelles es uno de los monumentos prehistóricos más importantes de Mallorca. Sin embargo, las instituciones no parecen muy preocupadas en conservarla. Los escombros se amontonan en su interior y las obras de ampliación del polideportivo municipal amenazan con destruirla.
Se trata de un sepulcro pretalayótico perteneciente a la Edad del Bronce y construido entre los años 1.800 y 1.300 Antes de Cristo. Su importancia reside en el perfecto estado de conservación en el que se encuentra así como en su fácil acceso. La cueva está ubicada entre las poblaciones marratxineres de Sa Cabaneta y Pórtol, justo detrás del campo de fútbol municipal.
Sin embargo, a pesar de su accesibilidad, no hay un solo cartel en todo el municipio que indique cómo llegar a la cueva. Por no haber, no hay ni siquiera una valla que delimite el monumento y lo proteja de las acciones externas. Muy al contrario, se encuentra oculto entre las rocas en un pinar lleno de maleza, de manera que es muy fácil que alguien que no conozca de su existencia pueda dañarlo.
De hecho, a escasos metros del lugar donde se encuentra la entrada de la cueva, unas máquinas excavadoras están trabajando en la ampliación del polideportivo municipal. La proximidad de las obras pone en serio peligro la cueva prehistórica, ya que es muy fácil que alguna de las máquinas tire escombros en la entrada o que la destruya sin darse cuenta.
A simple vista, la cueva no es más que una oquedad en el suelo a la que se accede a través de una escalera. Sin embargo, más allá de la entrada existe un habitáculo alargado de unos cinco metros de profundidad y un metro y medio de alto con dos bancos laterales que discurren a lo largo de toda la cueva.
Sudario
Según el arqueólogo Javier Aramburu, los hombres que vivieron en Mallorca hace 3.500 años enterraban a sus muertos en estas cuevas. Los envolvían en un sudario atado con un botón y los colocaban encima de los bancos laterales, donde los cuerpos se descomponían. Pasado el tiempo, los enterradores de la época desplazaban los huesos y los restos de los cadáveres al centro de la cueva, que probablemente era más profundo que en la actualidad y que hacía las veces de osario.
La cueva de Son Caulelles dispone además de una pequeña hornacina circular junto a la entrada de aproximadamente un metro de alto por otro metro de ancho. Los arqueólogos creen que servía para depositar ofrendas funerarias, aunque también han descubierto que en otras cuevas parecidas a la de Son Caulelles, esta pequeña cavidad servía para depositar los cráneos de los cadáveres.
De este modo, se supone que los hombres que vivieron en aquel tiempo separaban las calaveras del resto de los huesos y las colocaban en la hornacina. Los huesos restantes se trasladaban al centro de la habitación para dejar espacio en los bancos a los cadáveres más recientes.
Cajas cilíndricas
Los hombres que construyeron estas cuevas ponían mucho empeño en la preparación de los cadáveres. Se sabe que los peinaban y que les cortaban y teñían el pelo. Los arqueólogos han descubierto además que colocaban los cabellos que habían cortado en unas cajas cilíndricas con las tapas decoradas con círculos. Estos recipientes han sido hallados tanto en cuevas funerarias como en viviendas de la época.
También se colocaban ofrendas junto a los cadáveres. Normalmente se introducían en recipientes sencillos, algunos de los cuales estaban hechos de cobre o de bronce. Sin embargo, los arqueólogos han encontrado muy pocos restos en las cuevas funerarias, ya que han sido sistemáticamente saqueadas a lo largo de los siglos.
La construcción de las cuevas era más bien rudimentaria. Se hacía con picos de piedra que horadaban sin demasiada dificultad la piedra, que en esta zona de Marratxí es de marés. Es precisamente esta naturaleza geológica del lugar la que impulsó siglos más tarde la instalación de una cantera en la zona, que pudo haber terminado con otras cuevas parecidas.
El monumento pretalayótico de Son Caulelles, al igual que el resto de cuevas pretalayóticas, está excavado en la roca y tiene forma debarca invertida o de arco apuntado. Los arqueólogos suponen que los constructores trataban de imitar la forma de sus propias viviendas, que también tenían un aspecto naviforme.
Los habitáculos de aquella época son lo que en Menorca se conoce como navetas y en Mallorca viviendas naviformes. Tienen el mismo aspecto que la cueva, sólo que en lugar de estar excavadas en la roca están construidas. Tal y como apunta el etnólogo y especialista en arqueología Vicenç Sastre, existen muchas civilizaciones que tratan de imitar sus propias casas en los monumentos funerarios. De este modo, hoy en día existen muchos nichos con forma de casa o de iglesia para dar a los enterramientos una forma emblemática.
El Mundo/El Dia de Baleares, 11 de abril de 2005.
El ejemplo de Son Fornés
El estado de dejadez de la cueva de Son Caulelles contrasta con la protección de otros restos arqueológicos de Mallorca. Entre ellos destaca el recinto talayótico de Son Fornés, en Montuïri.
Todos los restos arqueológicos se hallan protegidos por una valla que los aisla del resto de construcciones y se organizan de forma periódica visitas guiadas.
Una circunstancia que no se da en absoluto en Son Caulelles, donde la cueva pasa totalmente desapercibida entre la basura y los escombros.
La cueva de Son Fornés fue construida hace 3.500 años por una civilización pacífica eminentemente ganadera que se establecía en pequeños poblados a lo largo y ancho de toda la Isla.
El Mundo/El Dia de Baleares, 11 de abril de 2005.
«Todos los intentos para proteger la cueva han sido inútiles»
No es la primera vez que los arqueólogos denuncian el estado de abandono de la cueva pretalayótica de Son Caulelles. Sin embargo, ni el Ayuntamiento de Marratxí ni el Consell Insular y el Govern balear han tomado medidas para proteger el monumento prehistórico.
El etnólogo y especialista en arqueología Vicenç Sastre asegura que «todos los intentos para proteger la cueva han sido inútiles» y explica que el monumento estuvo a punto de desaparecer hace varios años, durante la construcción de un parking detrás del campo de fútbol. «Faltó poco para que las máquinas la sepultaran con el asfalto», afirma.
La cueva de Son Caulelles está catalogada tanto por el Ayuntamiento de Marratxí como por el Govern, pero parece que este dato es insuficiente para protegerla. Además, en Sa Cabaneta existen otras tres cuevas de las mismas características aunque no tan bien conservadas que tampoco tienen ningún tipo de protección. Los especialistas han puesto este dato en conocimiento de los técnicos del Ayuntamiento, pero todavía no ha habido respuesta.
Los arqueólogos calculan que en Mallorca existen un centenar de cuevas como la de Son Caulelles. Sin embargo, muy pocas están tan bien conservadas. En Manacor y Campos hay conjuntos importantes, pero su difícil acceso hace que la de SonCaulelles cobre todavía más valor.
El Mundo/El Dia de Baleares, 11 de abril de 2005.
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