Dentro de un mes se realizará la primera inmersión que fotografiará el pecio
El equipo ibicenco logra autorización oficial para descender hasta el submarino, pero se descarta entrar en él
Eivissa J. Ll. F.
El equipo formado por Christophe Ubbelohde, Luc Fuster Ferrer y Pere Vilàs Gil acaba de conseguir autorización de la Comandancia Militar de Marina para realizar el descenso hasta el pecio. Según los cálculos de este grupo, la inmersión con todo el instrumental necesario se realizará «en pocas semanas, tal vez un mes», pero en todo caso tan pronto como lleguen a Eivissa los gases especiales que necesitan los buceadores para alcanzar la profundidad a la que se encuentra el buque alemán.
La posición del pecio obliga a utilizar bombonas especiales, ya que de lo contrario correría peligro la integridad física de los buceadores. Una cuarta persona, un experto procedente del extranjero, llegará también a Eivissa para participar en los trabajos, que requerirán visitas preliminares a la superficie para probar los equipos.
La Comandancia Militar de Marina ha autorizado la inmersión teniendo en cuenta que el propósito del equipo de buceadores es eminentemente histórico, desprovisto de fines lucrativos. «Nuestro interés es exclusivamente histórico. Queremos devolver este pequeño trozo de historia al dominio público», afirma Christophe Ubbelohde.
Sin embargo, de momento está descartada la entrada en el interior del buque, ya que, aparte de la dificultad técnica que ello implica -un buceador con botellas no pasaría a través de la escotilla-, la legislación sobre tumbas de guerra establece que sea el país de origen del barco quien autorice y ejecute la entrada en el barco. Tampoco está previsto reflotar el sumergible, dado que «este es sólo uno más de los más de 1.000 submarinos alemanes que se hundieron en la II Guerra Mundial y que aún están en el mismo lugar».
Diario de Ibiza, 19 de mayo de 2005.
Eivissa J. Ll. F.
El equipo formado por Christophe Ubbelohde, Luc Fuster Ferrer y Pere Vilàs Gil acaba de conseguir autorización de la Comandancia Militar de Marina para realizar el descenso hasta el pecio. Según los cálculos de este grupo, la inmersión con todo el instrumental necesario se realizará «en pocas semanas, tal vez un mes», pero en todo caso tan pronto como lleguen a Eivissa los gases especiales que necesitan los buceadores para alcanzar la profundidad a la que se encuentra el buque alemán.
La posición del pecio obliga a utilizar bombonas especiales, ya que de lo contrario correría peligro la integridad física de los buceadores. Una cuarta persona, un experto procedente del extranjero, llegará también a Eivissa para participar en los trabajos, que requerirán visitas preliminares a la superficie para probar los equipos.
La Comandancia Militar de Marina ha autorizado la inmersión teniendo en cuenta que el propósito del equipo de buceadores es eminentemente histórico, desprovisto de fines lucrativos. «Nuestro interés es exclusivamente histórico. Queremos devolver este pequeño trozo de historia al dominio público», afirma Christophe Ubbelohde.
Sin embargo, de momento está descartada la entrada en el interior del buque, ya que, aparte de la dificultad técnica que ello implica -un buceador con botellas no pasaría a través de la escotilla-, la legislación sobre tumbas de guerra establece que sea el país de origen del barco quien autorice y ejecute la entrada en el barco. Tampoco está previsto reflotar el sumergible, dado que «este es sólo uno más de los más de 1.000 submarinos alemanes que se hundieron en la II Guerra Mundial y que aún están en el mismo lugar».
Diario de Ibiza, 19 de mayo de 2005.
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